
(De un bello rostro, de una piel suave, nada se deposita en nuestro cuerpo, nada llega a entrar en nosotros salvo imágenes, impalpables y vanos simulacros, miserable esperanza. No basta la visión del cuerpo para satisfacer el deseo, ni siquiera la posesión, pues nunca logran desprender ni un ápice de esas gloriosas formas sobre la que discurren, vagabundas y erráticas, las caricias. Cuanto más poseemos, más arde nuestro pecho y más se consume. Todo es inútil, todo es vano esfuerzo, porque no pude robar nada de aquel cuerpo que yo abrazaba, ni penetrarle, ni confundirme enteramente piel con piel, que es lo que verdaderamente deseaba: ¡Tanta pasión inútil!
Creemos que nada imposible hay para los mortales. En nuestra estupidez ambicionamos el propio cielo y por culpa de nuestro crímenes no dejamos que Júpiter deponga sus rayos iracundos.. Todos, todos enfrentados a un solo afán, a un único arte: estafarnos hábilmente, luchar mediante engaños, hacernos trampa, adular y fingirnos tontos, simular buena fe, quebrantar la palabra dada, traicionar al amante, como si todos fuésemos enemigos de todos)
Creemos que nada imposible hay para los mortales. En nuestra estupidez ambicionamos el propio cielo y por culpa de nuestro crímenes no dejamos que Júpiter deponga sus rayos iracundos.. Todos, todos enfrentados a un solo afán, a un único arte: estafarnos hábilmente, luchar mediante engaños, hacernos trampa, adular y fingirnos tontos, simular buena fe, quebrantar la palabra dada, traicionar al amante, como si todos fuésemos enemigos de todos)


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