
Mi corazón iba de puerta en puerta como un mendigo y tú me has dado la limosna que me ha hecho rico para siempre, porque me diste el amor que habita como la luz todo el espacio entre planetas y los astros.
Mi corazón asombrado es una llama. Voy hacia ti y se que tú vienes hacia mí, parte de nosotros una fuerza que es un fuego sólido que nos suelda: somos el uno para el otro como estrellas distantes que se envían su luz. Sí, si te curvas Ardor, como una llama al viento, verás que los límites del fuego nunca son decepcionantes: me quemo en tu llama y de tu amor yo soy el fénix que muere y cada día renace. Cada día, amor mío.
Fuego y mar. Llama que murmura que el amor es azul como el tiempo y espuma donde nació la diosa que me recuerda a la que nace de mis caricias al estrecharte contra mi pecho, como a una paloma que una niña ahoga sin saberlo. Ola, porque es tu sexo moreno y plegado como una rosa seca y con los pies en el mar me adentro en esa bahía feliz que me aprieta como un cascanueces. Bosque. Vello claro como la vegetación en invierno, y arriba, la luna hueca y sin sombras de tu ombligo. Estrella. Mirada estrella, mirada única la tuya, que entra a lo profundo de mi corazón para sentirte siempre en mí, infierno y paraíso al mismo tiempo. Noche. Sé la noche para amarnos siempre en las tinieblas.
Así, nuestro olor mezclado, más fuerte y exquisito que el de la primavera, nos llevará donde el misterio en flor se ofrece a quien quiera cogerlo, allí donde hay fuegos nuevos, colores nunca vistos, fantasmas imponderables a los cuales es preciso dotar de realidad.
Mi corazón asombrado es una llama. Voy hacia ti y se que tú vienes hacia mí, parte de nosotros una fuerza que es un fuego sólido que nos suelda: somos el uno para el otro como estrellas distantes que se envían su luz. Sí, si te curvas Ardor, como una llama al viento, verás que los límites del fuego nunca son decepcionantes: me quemo en tu llama y de tu amor yo soy el fénix que muere y cada día renace. Cada día, amor mío.
Fuego y mar. Llama que murmura que el amor es azul como el tiempo y espuma donde nació la diosa que me recuerda a la que nace de mis caricias al estrecharte contra mi pecho, como a una paloma que una niña ahoga sin saberlo. Ola, porque es tu sexo moreno y plegado como una rosa seca y con los pies en el mar me adentro en esa bahía feliz que me aprieta como un cascanueces. Bosque. Vello claro como la vegetación en invierno, y arriba, la luna hueca y sin sombras de tu ombligo. Estrella. Mirada estrella, mirada única la tuya, que entra a lo profundo de mi corazón para sentirte siempre en mí, infierno y paraíso al mismo tiempo. Noche. Sé la noche para amarnos siempre en las tinieblas.
Así, nuestro olor mezclado, más fuerte y exquisito que el de la primavera, nos llevará donde el misterio en flor se ofrece a quien quiera cogerlo, allí donde hay fuegos nuevos, colores nunca vistos, fantasmas imponderables a los cuales es preciso dotar de realidad.


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