martes, 8 de diciembre de 2009

Mis dos manos no mienten [9]


Lo sé,
esta civilización está ya muerta,
por eso lucho por la vida,
la mía, individual,
como por un sueño imposible
aunque sólo lo sienta latir un instante sin tiempo.

Lo sé,
la felicidad no existe,
aquí y ahora,
habrá entonces que buscarla
más allá de las fronteras del sistema que oprime y organiza,
en el encuentro de dos almas,
en el disfrute sencillo de las cosas.

Lo sé,
son demasiadas las reglas a cumplir
si no se quiere ser un desterrado,
pero queda todavía la posibilidad de que el cuerpo viva tras la máscara,
juntando alma y corazón en rebeldía bajo el uniforme disfraz de hombre normal.

Lo sé,
en el mundo condenado
no queda más remedio que buscar la salida sin ayuda,
pero yo te tiendo mi mano,
cógela si quieres
y ven conmigo
-lo deseo-
para que juntos encontremos ese sueño feliz
que se llama libertad.

Tengo ganas de llorar
y que la lágrima cayendo en la palma de tu mano
grite en lo profundo:

Gracias,
y luego, déjale que ascienda hasta tu pecho,
abrázale con fuerza
porque ella lleva el torbellino incontenible
de mis besos,
de mis manos en caricia
y algo más:
la sabiduría inalcanzable
de quien sabe seguro su destino.

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