
Cansados de mirar, mis ojos
descubren a los tuyos en la belleza
inmensa de un rostro acostumbrado a dar
la hermosura de un gesto
que sube,
inconmensurable,
por los adentros de mi cuerpo
buscando alojarse en cada hueco
y trasmitir a la pesada sangre de la indiferencia
la inquietud de la vida.
Y en ese instante,
y después.
Ahora.
Siempre.
Te amo.
Quisiera entonces ser haz de luz,
recorrer el camino inverso de las ondas,
entrar por la hermosura que ma atrae
hasta encontrar un sitio sin retorno
desde el que repetir,
incansable...


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