lunes, 23 de noviembre de 2009

OLVIDARLO [10]



¡Aleluya!: entonó un coro de ángeles elevando la múltiple voz al cielo.
Deberían ser seres celestiales porque unas pupilas se encontraron con un brillante rostro, el cuerpo levitó sin apariencia, recorrió un escalofrío el pecho y una lágrima asomó con perdida timidez por las ojeras.

¡Aleluya!: cantó el coro.

La mano en caricia se estiró y la voz quiso decir pero guardó silencio. La mirada aún no se había desviado y una lágrima aún no había llegado al fin de la mejilla. ¡Aleluya!: el coro continuaba.

El encuentro de los ojos no acababa. Decir que el tiempo se había detenido podría ser un tópico, mas ¿quién diría lo contrario?

¡Aleluya!: seguía subiendo el sonido incontenible.

Dos ojos y dos ojos. Dos cuerpos en uno queriendo convertirse. Uno ya. Y la mirada, aún no se había desviado.

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