martes, 6 de abril de 2010

FRAGMENTOS DEL DIARIO DE UNA MUJER GRIS [3]


Es obsesivo. Leopoldo aferrándose a mí, a mi cuerpo. Sus caricias son casi desesperadas. Y esa repetición interminable "te quiero", "te quiero". No, no puedo sentir, aunque lo intente. Mis manos no quieren responder a sus caricias, mi boca es incapaz de repetir una palabra, ya no de amor, ni siquiera de comprensión, es incapaz de devolver sus besos inútilmente intentan ser apasionados. Y tú, sigues estando en mi centro, en nuestros paseos, en las largas conversaciones, en el amor furtivo, aquí, allí en tu cama. Te quiero, te quiero, te quiero. Si estos fueran tus abrazos, si estos fueran tus besos, no los cansados de Leopoldo, si fueran éstos, habría mil caricias para amarnos, infinitas caricias de respuesta. A Leopoldo le quise, quizás le quiero todavía. Fue mi universo, padre, amante, hermano. Pero el tiempo pasa y siento que nuestra historia se va acabando poco a poco, a veces más rápido, ya vertiginosamente. Quiero escapar de este círculo en que mutuamente ponemos en juego los más sutiles mecanismos de control y dominación. Estoy confundida, y al mismo tiempo tengo miedo a mi relación con Iñaki. Te quiero, Iñaki, te quiero, te necesito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario