viernes, 16 de abril de 2010

FRAGMENTOS DEL DIARIO DE UNA MUJER GRIS [10]


-Mira, yo creo que hemos cogido por los bigotes al terrible dragón que era el sexo y lo hemos convertido en un pobre animal doméstico al que alimentamos con mendrugos y se revuelca en el sofá a la hora de la siesta.

-No lo sé, a veces me pregunto si la liberación ha enaltecido al sexo o lo ha relegado.

-Yo sí lo sé. Entre Iñaki y yo todo ha dejado de ser importante, hasta el sexo, a pesar de que muchas veces ha sido maravilloso. Mis obsequios sexuales son para él algo trivial, algo divertido pero nunca profundo, sin ningún valor, en el verdadero sentido de la palabra valor. Para Iñaki el sexo es como una tarta que puede ser encargada en cualquier pastelería: tiene un buen sabor pero no es nada suficientemente extraordinario y, desde luego, no es lo único. Simplemente... bueno, como una comida nutritiva.

-Entonces, para ti el sexo sigue siendo algo sagrado, nunca trivial.

-Yo me entrego al acto como si se tratara de un verdadero compromiso, como si mi cuerpo y alma fueran un todo indivisible. El, en cambio, puede amar de igual forma sus fotografías, los relatos que escribe a escondidas o la música folk.

-Parece una ironía: noches fogosas -muerte de las relaciones... pero... la cama quizá no sea la morada del alma.
-...

-Piensa que el sexo, hoy se aplica constantemente a usos que no son puramente sexuales. Voy a hacerte una confesión. Cuando tenía unos trece años, dicen que era una cría muy bonita, me llevaba a la cama a un chico cada tarde. Hacíamos el amor, pero de hecho era un placer físico muy pequeño, lo que a mí me gustaba era quedarme dormida junto a Él. Era lo único que realmente me gustaba, abrazarme a su cuerpo. Entonces me di cuenta de que ellos no eran mucho mejor que el osito de peluche con el que me había conformado en mis años infantiles no tan lejanos. Yo utilizaba la sexualidad, era una nueva fórmula de liberación para encontrar un oso peluche que abrigara de verdad. Mis necesidades no eran realmente sexuales, sino que tenían más que ver con una infantil necesidad de ser abrazada y mimada. Era una imitación de mujer que utilizaba mi órgano genital para satisfacer necesidades infantiles que no habían desaparecido. Está claro que el sexo no era en absoluto algo trivial para mí, pero tampoco imprescindible. ¿Lo entiendes?

-Es que el sexo ha usurpado la función que solía corresponder a la película del sábado por la noche. Mira, cuando éramos novios, allí, sumidos en la oscuridad conseguíamos conocernos como pareja. Yo me preguntaba, lo de siempre, ¿me querrá por mi mente o simplemente por mi cuerpo? Hoy, ni siquiera es necesario amarse para entregar el cuerpo.

-Yo creo que lo que queremos es saber si deseamos amarnos. La tensión de querer ser amados envuelve los encuentros sexuales.

-¿Y la seguridad y la confianza, la amabilidad y la ternura? Porque ya sabes, Don Juan descubrió -ya en el siglo XVI- que no importaba cuántas conquistas sexuales hicieras ni cuántos momentos de disfrute físico tuvieras, ya que existía una sed mucho mayor en la naturaleza humana, la sed espiritual, que cuando se satisface relaja el alma mucho más profundamente y con mucha mayor duración que los espasmos orgásmicos del resto del cuerpo. Esta es la verdadera relación de amor, ¿no?

-...

-¿No sientes tú una excitación especial en el momento en que sabes que vas a tener un encuentro sexual con alguien? ¿No es deliciosa la tensión que hay en ti hasta que llega el momento y la que se produce hasta que el acto sexual está consumado? Para mí es como volar en el espacio, como hacer un viaje a un país donde nunca has estado antes. Morderle la oreja a Iñaki es completamente diferente a morder una oreja extraña. Y más que una mera satisfacción la necesidad física de morder significa, al menos para mí, sentir esa parte como algo nuestro que necesita estar rodeado de sumo afecto. ¿Tú no crees que el sexo con una persona a la que conoces y te sientes conocida, aceptándola y siendo aceptada, es una experiencia erótica con un tipo de fuerza comparable a la de un huracán?

-Si, pero a pesar de los potentes hombres -como tu marido Iñaki, por lo que cuentas-, de las mujeres más fogosas de la historia, de los momentos orgásmicos más intensos que duran hasta primeras horas de la mañana, a pesar de las vaginas y penes lubricados, nunca como ahora las relaciones entre hombres y mujeres, sentimientos y efectividad han sido tan difíciles, ni nunca ha costado tanto mantener el amor que en este mundo de continuas separaciones, conflictos e infidelidades, de infinitas conmociones... es que... la escena social está cambiando continuamente y muy pronto se convertirá en una grandiosa orgía multitudinaria.

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