-Quien a la pasión se entrega, se entrega también a la muerte, siempre, es irreversible. La pasión es un veneno que nos destruye. Por eso hay que rehuirla, no podemos dejarnos abrazar por la pasión, dejar que nos envenene en aras del placer, para excluirnos.
-No, la pasión es la dinámica de la vida, la fuente del amor, singularidad. En el amor-pasión se alcanza la vía misma de salvación, mediante la cual el alma reconvierte la muerte en vida, la nada en ser.
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